Estamos con las manos atadas, esposadas, bien sujetas, para que no podamos soltarnos y se nos dé la oportunidad de ser libres y que ni se nos ocurra abrir la boca, no vaya a ser que derrochemos inteligencia perjudicial para aquellos de mentes cerradas.
No son conscientes del daño, pero nosotros, aquellos que lo sufrimos ya sea en primera, segunda o tercera persona sí.
¿Es esto un simple juego? ¿Es un tira y afloja?
Están en su trono, bien alto, observando, riéndose, nos ven tropezar con piedras grandes que llevan su nombre, nos ven caer, más son ellos los que nos empujan.
Toca resistir una vez más, espera.. ¿toca? ¿Es un bucle del cual no podemos salir? ¿Y si nos negamos? ¿Y si el unir fuerzas realmente funciona?
Creen tener más poder sobre el resto, creen tener un ejército insuperable, pues sus actos únicamente muestran soberbia.
Nos reprochan aquello que creen que es suyo, somos marionetas manejadas en un cuadrado, donde si te sales de las líneas deben castigarte por desobedecer.
Debes mostrar piedad, debes mostrar respeto y por supuesto debes postrarte a los pies de aquel que ha conseguido coger tus hilos y hacer lo que se le antoje, pues al fin y al cabo es quien está arriba del todo y no se puede pasar por encima. Y claro, al estar tú abajo del todo acabas pisoteada, sucia, dolorida, ¿y lo peor? Que seguirá siendo culpa tuya, obviamente.
Normas establecidas que deben ser cumplidas si no quieres sufrir, porque claro, todo lo anterior son meras caricias que te regalan, debes estar agradecida.
La fuerza física no es la que ganará esta vez, no siempre se van a salir con la suya, ya no, estamos aquí para demostrar que valemos, que nos valoramos y que no dependemos de nadie para ser.
Existimos, tenemos voz y tenemos voto, somos personas, de carne y hueso, lo sé, me estoy viendo, nos veo a todas nosotras, somos reales, no somos la sombra de nadie, no estamos a la merced de ningún despiadado caprichoso.